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LA NEUTRALIDAD...IMPOSIBLE.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. 

Mateo 12:30.


En esta sola frase impactante Jesús establece la imposibilidad de mantener la neutralidad. En todas las cosas tenemos que escoger un bando; decidir no escoger, aplazar la decisión, no son una salida; porque el rehusar ayudar a un bando es en realidad prestar apoyo al contrario.

Hay tres cosas que hacen que una persona busque esta imposible neutralidad.

1.- Está la simple inercia de la naturaleza humana. Es verdad que lo único que quieren muchos es que los dejen en paz. Se esconden automáticamente de todo lo que suponga un compromiso, y toda decisión lo es.

2.- Está la simple cobardía de la naturaleza humana. muchos rechazan el camino de Cristo porque tienen miedo de asumir las demandas que el Cristianismo impone. Lo que básicamente los detiene es el temor a lo que digan los demás. La voz del prójimo les llega con más fuerza que la voz de Dios.

3.- Está la simple flojera de la naturaleza humana. La mayor parte de las personas prefieren el camino trillado a la aventura, y más cuando se van haciendo mayores. La aventura siempre supone un desafío; Cristo nos presenta el desafío de la aventura con Él, y la respuesta que recibe muchas veces es que preferimos la comodidad de la inactividad egoísta.

El dicho de Jesús -«El que no está conmigo, está en contra de Mí» nos presenta un problema, porque tanto Marcos como Lucas contienen un dicho que parece querer decir lo contrario: « El que no está en contra de nosotros está con nosotros» (Marcos 9:40; Lucas 9:50). Pero no son tan contradictorios como parecen.

Hay que fijarse que Jesús dijo el segundo cuando Sus discípulos llegaron diciéndole que habían visto a uno que expulsaba demonios en Su nombre, y se lo habían prohibido, porque no era de su compañía. Así que se ha hecho una sugerencia muy convincente. «El que no está conmigo está en contra de Mí» es una prueba que debemos aplicarnos a nosotros mismos. 

¿Estoy yo de veras en el lado de Jesús, o estoy tratando de vivir mi vida en un estado de neutralidad cobarde? «El que no está en contra de nosotros está con nosotros» es una prueba que debemos aplicar a otros. 

¿Soy yo dado a condenar a cualquiera que no participa de mi teología y culto y liturgia e ideario? 

¿Estoy limitando el Reino de Dios a los que piensan como yo? 

El dicho de este pasaje es una prueba que nos debemos aplicar a nosotros mismos; el de Marcos y Lucas es una prueba que podemos aplicar a los demás; porque debemos tratarnos a nosotros mismos con seriedad, y a los demás con tolerancia.

LA EXIGENCIA DE LA NECESIDAD HUMANA.


En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.
Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?
¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?
Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.
Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.
Mateo 12:1-8

Ante la crítica de los escribas y los fariseos Jesús presentó tres argumentos:

1.- Citó la acción de David (1 Samuel 21:1- 6) cuando él y sus hombres estaban tan hambrientos que entraron en el tabernáculo (no en el templo, porque esto sucedió antes que se construyera el templo) y comieron el pan de la proposición, que sólo podían comer los sacerdotes. El pan de la proposición se nos describe en Levítico 24:5- 9. Eran doce panes que se colocaban todas las semanas en dos filas de seis en el lugar santo. Sin duda eran una ofrenda simbólica para dar gracias a Dios por el don de los alimentos. Estos panes se cambiaban todas las semanas, y los que se quitaban quedaban para los sacerdotes, que eran los únicos que los podían comer. En aquella ocasión, en su hambre, David y sus hombres tomaron y se comieron aquellos panes sagrados, y no cometieron ningún delito. Las exigencias de la necesidad humana tenían prioridad por encima de cualquier costumbre ritual.

2.- Citó el trabajo del templo en sábado. El ritual del templo siempre implicaba trabajo encender fuegos, matar y preparar animales, cargarlos para colocarlos encima del altar y un montón de cosas parecidas. Estos trabajos realmente se duplicaban los sábados, porque había doble número de ofrendas (cp. por ejemplo Números 28:9). Cualquiera de estas acciones habría sido ilegal que la hiciera cualquier persona en sábado. Encender un fuego, matar un animal, ponerlo sobre el altar habría supuesto quebrantar la Ley, y por tanto profanar el sábado. Pero para los sacerdotes era perfectamente legal hacer estas cosas, porque el culto del templo tenía que proseguir. Es decir: el culto que se ofrecía a Dios tenía prioridad sobre todas las leyes y normas del sábado.

3.- Citó la palabra que Dios le dio al profeta Oseas: «Porque misericordia quiero y no sacrificios» (Oseas 6:6). Lo que Dios desea mucho más que los sacrificios rituales es la amabilidad, el espíritu que no reconoce otra ley que la que impulsa a responder a la llamada de la necesidad humana haciendo todo lo posible por ayudar.

En este incidente Jesús establece que la exigencia de la necesidad humana debe tener prioridad sobre todas las demás exigencias. 

Las exigencias del culto, del ritual, de la liturgia son importantes; pero la exigencia de la necesidad humana tiene prioridad sobre todas ellas.

Jesús insistía en que el mayor servicio ritual es el de la necesidad humana. Es extraño pensar que, con la posible excepción de aquel día en la sinagoga de Nazaret, no tenemos evidencia de que Jesús dirigiera nunca un culto en toda Su vida en la Tierra, y sí tenemos abundante evidencia de que alimentó a los hambrientos y consoló a los tristes y atendió a los enfermos. 

El servicio cristiano no consiste fundamentalmente en seguir una liturgia o un ritual; es el servicio de la necesidad humana. El servicio cristiano no consiste en retirarse a un monasterio; es involucrarse en todos los problemas y tragedias y demandas de la situación humana.

-Eso es lo que queremos decir -o deberíamos querer decir- cuando decimos: «¡Vamos a servir al Señor!».